El sector inmobiliario cerró el año sin perder las esperanzas

Esta semana el sector cerró el año. Ya se realizaron todos los ágapes para despedir un 2019 “para el olvido”. Entre brindis y brindis, los empresarios se preguntaban y repreguntaban con incertidumbre qué pasará en 2020. “Ya no quiero leer nada más”, se fastidiaba un reconocido consultor.

Lo cierto es que falta menos. Con la asunción del presidente electo, el sector espera noticias de cuál será la política habitacional de los próximos años. Se descuenta que habrá una mayor intervención estatal y el foco estará puesto en las viviendas sociales, lo que hace suponer cierta oportunidad para las constructoras.

Desde el lado de los desarrolladores preocupa una mayor presión impositiva a la clase media y alta, en especial los posibles cambios en el impuesto a los Bienes Personales y una mayor regulación en los alquileres. Por lo pronto el proyecto de ley que está en danza en el Congreso espera la apertura de sesiones extraordinarias para ser tratada en Senadores. Mientras tanto, quienes están construyendo algún emprendimiento agudizan su creatividad para vender. “Hay clientes que vienen con cash y aceptamos descuentos de hasta el 25% en unidades en pozo” reconoce un empresario. En otros casos, se acepta el pago del 50% en efectivo y el resto contra entrega de la unidad, es decir en dos o tres años. “La gente le tiene miedo a las cuotas”, reconoce.

Respecto a la agenda que viene, Damián Tabakman, presidente de la Cámara de Desarrolladores Urbanos (CEDU) es claro: “Estamos preocupados por las indefiniciones macro pero esperanzados”, dice. Cree que los excedentes de pesos irán a ladrillos alentados por un costo de construcción bajo en dólares y precios altos que prometen buena rentabilidad. Mientras que para el segmento de clase media dependiente de créditos, no vislumbra una reactivación.

Fuente: La Nación

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